Una de indios
Estos últimos meses de curro han traído bastantes situaciones raras, en las que nos ha dado a toda la dotación por reír. Visto que ya ha pasado un tiempo prudencial pienso que es ya momento para contarlas.
Nos avisan por una persona precipitada. El lugar es de difícil acceso, corremos escaleras arriba cargados con todo el material. Los testigos allí presentes opinan, gritan algo alterados, pero sólo nos es útil uno de los vecinos, que al fin nos guía hasta encontrarnos que el paciente se encuentra tras una tapia. Saltamos con ayuda de una escalera de mano en una maniobra mas propia de bomberos que de sanitarios. Llegamos al paciente y nos encontramos que todos nuestros esfuerzos para llegar hasta a él han sido en vano pues ya ha fallecido hace rato... Certificamos el éxitus, pasamos el material por la tapia y buscamos como volver atrás, pues la escalera esta tras la tapia y aquí no alcanzamos, al fin vemos un balcón cercano al lugar desde el que se puede llegar con un solo salto y en el que parece ser que sí que hay alguien dentro, con lo que empezamos a hacer señas y a gritar. Conseguimos la atención de todo el bloque menos la de nuestro objetivo, estamos casi a punto de darnos por vencidos hasta que vemos como del sofá que esta a la vista emerge una figura en un movimiento parecido al de un tortuga gigante de madagascar. La figura se hace mas clara a cámara lenta tras los cristales del balcón, apareciendo una adorable abuelita en bata de guatiné rosa, con sus pertinentes rulos. Nuestro júbilo estalla y de la emoción empezamos a gritarle "¡¡SEÑOOORA SEÑOOOORA POR FAVOR ABRANOS QUE SOMOS DE LA AMBULANCIA Y ESTAMOS AQUI SIN PODER SALIR.!!" La mujer sigue aproximandose de forma gradual a la vez que en un movimiento delicado aguza la vista y se coloca sus gafas de yaya que cuelgan de la cadena del cuello. En estas que seguimos gritandole lo mismo, enseñándole nuestro ostentoso uniforme de ese inconfundible color chillón que hace que en verano todas las moscas y mosquitos de un radio de 10 metros vengan a por ti. La abuela en un movimiento a velocidad geriátrica alarga el brazo, en estas que le digo al compañero "¡ya esta ya nos abre la puerta de la galería!"
Cuál fue mi sorpresa cuando la abuela empezó a bajar la persiana a toda prisa pensándose que esos dos de delante suyo con el uniforme de alta visibilidad eran dos chorizos que querían robarle la tele y la muñequita flamenca de encima.
Los dos allí presentes nos quedamos con el rostro desencajado la mirada perdida en el balcón, los ojo llorosos y el mas absoluto sentimiento de abandono.
Nos avisan por una persona precipitada. El lugar es de difícil acceso, corremos escaleras arriba cargados con todo el material. Los testigos allí presentes opinan, gritan algo alterados, pero sólo nos es útil uno de los vecinos, que al fin nos guía hasta encontrarnos que el paciente se encuentra tras una tapia. Saltamos con ayuda de una escalera de mano en una maniobra mas propia de bomberos que de sanitarios. Llegamos al paciente y nos encontramos que todos nuestros esfuerzos para llegar hasta a él han sido en vano pues ya ha fallecido hace rato... Certificamos el éxitus, pasamos el material por la tapia y buscamos como volver atrás, pues la escalera esta tras la tapia y aquí no alcanzamos, al fin vemos un balcón cercano al lugar desde el que se puede llegar con un solo salto y en el que parece ser que sí que hay alguien dentro, con lo que empezamos a hacer señas y a gritar. Conseguimos la atención de todo el bloque menos la de nuestro objetivo, estamos casi a punto de darnos por vencidos hasta que vemos como del sofá que esta a la vista emerge una figura en un movimiento parecido al de un tortuga gigante de madagascar. La figura se hace mas clara a cámara lenta tras los cristales del balcón, apareciendo una adorable abuelita en bata de guatiné rosa, con sus pertinentes rulos. Nuestro júbilo estalla y de la emoción empezamos a gritarle "¡¡SEÑOOORA SEÑOOOORA POR FAVOR ABRANOS QUE SOMOS DE LA AMBULANCIA Y ESTAMOS AQUI SIN PODER SALIR.!!" La mujer sigue aproximandose de forma gradual a la vez que en un movimiento delicado aguza la vista y se coloca sus gafas de yaya que cuelgan de la cadena del cuello. En estas que seguimos gritandole lo mismo, enseñándole nuestro ostentoso uniforme de ese inconfundible color chillón que hace que en verano todas las moscas y mosquitos de un radio de 10 metros vengan a por ti. La abuela en un movimiento a velocidad geriátrica alarga el brazo, en estas que le digo al compañero "¡ya esta ya nos abre la puerta de la galería!"
Cuál fue mi sorpresa cuando la abuela empezó a bajar la persiana a toda prisa pensándose que esos dos de delante suyo con el uniforme de alta visibilidad eran dos chorizos que querían robarle la tele y la muñequita flamenca de encima.
Los dos allí presentes nos quedamos con el rostro desencajado la mirada perdida en el balcón, los ojo llorosos y el mas absoluto sentimiento de abandono.
2 Comments:
boníssim! i si passes dels bombers i et fas escriptor?
charly!!!!
quan tornis hem de fer una birra eh!!!
gràcies pel cometnari
Publica un comentari a l'entrada
<< Home