Rubia de la 4a fila

Rubia de la cuarta fila.
Con el permiso de Joaquín Sabina, te pongo este apodo a ti, que fuiste la primera en hacerme sufrir. Para mi eres lo mas parecido a una ex que he tenido y que tendré (espero).
No es que hubiera algo entre nosotros (muy a mi pesar), por no ser no fuimos ni amigos, quizás lo mas políticamente correcto sería decir que fuimos compañeros de universidad. Te observaba desde la fila del fondo, tu figura, tu pelo, observaba tus rasgos y después los recordaba para mí de manera épica, eras una preciosidad un hada de intensos ojos azules, pelo rubio, estatura media y formas apetecibles. Pase muchas horas sentado tras de ti, soñando con la posibilidad de que me dirigieras la palabra. Yo era un crio, apenas sabia nada de lo que sentía, tu a demás de ser un año mayor me llevabas años de ventaja, que quieres de un pobre cretino como yo que practicó antes una Reanimación Cardiopulmonar que un polvo. Perdí los papeles, té vomité que te amaba con nocturnidad y con alevosía. Sonreíste, escurriste el bulto y me dijiste "ya te llamaré". Encontraste alguien que te hizo feliz y me lo llegaste a presentar, aguanté un año de clases con el corazón Necrosado, en el fondo de un pozo negro de rencor, hundiéndome un poquito más cada mañana en que adivinaba que la razón por la que llegabas tarde y sonriente era que la noche anterior la habías pasado con él. Me mortificaba pensando en todo lo que yo nunca te podría llegar a dar. Me sentía como un gusano a su lado. Me sentía como se sentiría mi Renault Clio del 91 estacionado al lado de su PORSCHE a la vista de todo el mundo.
Pero al fin todo pasa y todo se supera. Hoy te hablo de igual a igual enamorado de alguien que no eres tú, y correspondido. Nadie te habrá amado tanto como yo, pero eso es algo que tú ya nunca sabrás.